APRENDIZAJES, INNOVACIONES Y CALIDAD HUMANA
Este año se cumplen 45 años de la publicación del Informe al Club de Roma Aprender, horizontes sin límites. Este Informe es de una relevancia clave para entender con qué actitudes deben encararse los incesantes cambios sociales que ya entonces se presentían. Y que actualmente se han multiplicado y se suceden a un ritmo creciente.
En sus páginas se constataba que los cambios, complejidades e interdependencias implicaban un desfase humano para asimilar y entender las continuas transformaciones que se vivían. Ante ello era preciso aprender a despertar el potencial dormido que la Humanidad había venido atesorando desde sus inicios, para utilizarlo con inteligencia e intencionalidad, a fin de sortear unas circunstancias que ya se veían como demasiado complicadas para ser abordadas desde los métodos analíticos de siempre. Y complejas para ser resueltas con políticas y procesos tradicionales.
Por ello, se hizo imprescindible desarrollar nuevas habilidades que mejoraran la calidad humana y la capacidad de gestión de la realidad. A partir de los límites exteriores en los que se desenvuelven nuestras vidas, se hacía preciso ensanchar nuestros márgenes interiores para afianzar las capacidades de las personas para prever, prevenir y asumir la responsabilidad de construir participativa- mente un futuro sostenible.
Tales aprendizajes, se resaltaba en el Informe, han de ir más allá de los procesos educativos y docentes, pues se han de referir tanto a los conocimientos reglados como a la vida misma. Y más cuando de lo que se trata es de vivir en sociedades sometidas a cambios incesantes. Es necesario ir más allá de los aprendizajes pensados para la continuidad, y que son aquellos que sirven para abordar situaciones conocidas y recurrentes, si no queremos seguir yendo por detrás de los acontecimientos.
Ahora más que nunca, se hace preciso propiciar un aprendizaje innovador, capaz de encarar las nuevas situaciones que se presenten en todos los ámbitos. Debemos pensar qué soluciones caben, qué consecuencias pueden tener y cuáles serían las más eficientes socialmente. Todo ello, en un escenario que cambia rápidamente, empujado por la inestabilidad geopolítica, la transformación tecnológica acelerada, la agudización de la emergencia climática y las múltiples interdependencias que condicionan la vida cotidiana.
Para abordar estas transformaciones, habrá que utilizar potencialidades e ideas que vayan más allá de lo que proponen las máquinas. Y, sobre todo, nuestro coraje para afrontar las situaciones rupturistas que se presenten. No obstante y dado el ritmo acelerado en el que viven la mayoría de las sociedades actuales queda poco tiempo para mirar más allá de las propias expectativas y para trabajar en favor de las esperanzas e ilusiones de todos.
Por tanto, debemos fomentar esa actitud de mirar anticipatoriamente el futuro, y hacerlo con las metodologías que desde siempre pro- picia el Club de Roma, que son la visión a largo plazo, la confianza en los avances científicos, la identificación de las complejidades e interdependencias que agrandan y complican los problemas y el análisis con mirada multi- disciplinar. Pero siempre poniendo el foco en las personas, respetando a cada persona.
Habrá que seguir analizando, como viene haciendo desde sus inicios el Club, las desigualdades que persisten mientras se complica la globalización con sus diversas fragmentaciones. La inquietud que se despertó en mí la primera vez que escuché hablar sobre la pobreza en una sesión organizada en Viena por el Club de Roma, hace ya muchas décadas, permanece más viva que nunca.
También convendrá seguir vigilando los peligros de aproximarse, cada vez más, a los límites de los recursos no renovables, o los riesgos del uso inadecuado de los avances sociotécnicos. Y si sopesar el valor y la fragilidad de los sistemas democráticos que estimulan la libertad y la participación, así como su incidencia en la cohesión social y la competitividad económica, sin dejar de seguir de cerca las propuestas y los resultados de acontecimientos como la Cumbre del Futuro el próximo otoño.
Con este talante cabe ver los debates desarrollados por nuestro Capítulo y por la Oficina del Club de Roma en Barcelona, que se reseñan en las siguientes páginas, así como sus quehaceres, sugerencias y apreciaciones, que pretenden contribuir a encontrar posibles medidas de lo que convendría hacer aquí y ahora, dentro de las líneas de actuación que el Club impulsa a nivel global. Resaltando la importancia de pensar con anticipación, sugiriendo ideas para la resolución de los problemas que nos acucian.
En el último ejercicio, el Capítulo ha desarrollado casi un centenar de actividades que comprenden ciclos sobre los retos y oportunidades de las sociedades del bienestar del mañana; diálogos sobre la nueva economía necesaria; consideraciones sobre la Biodiversidad y los resultados de la COP 28; de- bates sobre los horizontes de la globalización multipolar, así como las transformaciones inducidas en momentos donde flaquean las gobernanzas políticas y regulatorias surgidas después de la Segunda Guerra Mundial.
Asimismo, los Grupos Territoriales del Capítulo han abordado, entre otros asuntos, la humanización de las redes, las diversas problemáticas asociadas a la emergencia climática, la erradicación de la pobreza o la incipiente incidencia de la Inteligencia Artificial, así como las diversas transiciones que se están produciendo al compás de tanto cambio.
A su vez, en la Oficina del Club de Roma en Barcelona se han tratado, entre otras temáticas, los nuevos horizontes de los derechos humanos, los retos migratorios o las adaptaciones al cambio climático, así como los diálogos por la interculturalidad.
Con todo este tipo de actividades, enmarca- das en esa actitud de aprendizaje innovador, perseguimos encontrar nuevas soluciones que eviten el declive medioambiental o que sean las máquinas y sus algoritmos quienes decidan el futuro humano. Éste seguirá estando al alcance de nuestra voluntad e inteligencia, mediante el uso de unas herramientas sociales, que no son otras que decir la verdad, establecer redes de aprendizaje compartido y que se estimule su empleo de manera constante.
Estas actitudes son las que han inspirado e inspiran las múltiples actividades realizadas por nuestro Capítulo y por la Oficina del Club de Roma en Barcelona, en las que se ha conta- do con expertos de cada materia para debatir las soluciones a las diferentes problemáticas. Gracias a los 294 ponentes de prestigio que nos han acompañado, hemos aprendido conjuntamente que las diversas encrucijadas se pueden dejar atrás con la participación y la solidaridad de todos, y con la puesta en práctica de nuevas maneras de encarar los dilemas y de desarrollar políticas y procesos efectivos para la sostenibilidad global.
Por este aprendizaje compartido, y por el esfuerzo y conocimientos de las diversas exposiciones que han dado vida a las actividades recogidas en esta Memoria, quisiera manifestar el agradecimiento a ponentes, miembros de nuestras dos asociaciones, socios institucionales y a las entidades que nos han acompañado en los diversos programas realizados.
Desde la creación del Club de Roma y del posterior nacimiento de nuestro Capítulo y de la Oficina del Club de Roma en Barcelona, éstas pretenden contribuir al desarrollo humano, ante la creciente complejidad de las sucesivas crisis a las nos enfrentamos y que afrontarán las próximas generaciones. Con la voluntad de afianzar la promoción de los derechos humanos y el bienestar común mientras preservamos la biodiversidad y los recursos del planeta.
Ello nos obliga, en definitiva, a mantener múltiples diálogos sobre las diversas facetas de la vida y la aplicación de las continuas in- novaciones que incidirán en ella.
De forma que se consolide y se haga realidad un desarrollo que acreciente la dignidad de todos y propicie el bienestar de las sociedades del mañana. Y, sobre todo, que pueda estar al alcance de cualquiera de las personas que integramos la familia humana.
Isidro Fainé
Presidente del Capítulo Español del Club de Roma
Mayo de 2024