Desajuste económico, financiero, climático, demográfico… peligros que, a juicio de Amin Maalouf, amenazan con la aniquilación de cuanto se edificó durante milenios. Diagnóstico acertado, alarmista o simplemente incitador, que el escritor libanés desarrolla en su último libro El Desajuste del Mundo. Cuando nuestras civilizaciones se agotan. Maalouf nos propone que esas amenazas podrían ser también una suerte para nosotros si nos permiten abrir los ojos por fin y darnos cuenta de la magnitud de los retos con los que tenemos que enfrentarnos y del peligro mortal que habría en no modificar nuestros comportamientos.
Amin Maalouf
Con todo, son cuatro las razones para la esperanza que el propio autor advierte. La primera es que, pese a tensiones, crisis, conflictos y conmociones, el progreso científico sigue y se va acelerando. La segunda es el hecho de que las naciones más pobladas del planeta estén saliendo resueltamente del subdesarrollo y demuestran así que la pobreza, las endemias o el analfabetismo son superables. La tercera razón se fundamenta en la experiencia de unidad de acción de la Europa contemporánea, no en vano la Unión Europea nos brinda precisamente el ejemplo de una utopía que se cumple. Y, finalmente, el regreso de la Norteamérica de Abraham Lincoln de la mano de Barack Obama: el mundo necesita más que nunca a Norteamérica, pero a una Norteamérica reconciliada consigo misma.
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