El Grupo Vasco del Club de Roma inició su actividad de 2025 el pasado 24 de enero con una conferencia-debate con la rectora de la Universidad de Navarra, María Iraburu, bajo el título “Universidad y empresa. A la búsqueda del talento”.

María Iraburu centró su intervención en el reto del talento, que cuesta encontrar a las empresas y también a las universidades. En este sentido, el invierno demográfico debe ser una preocupación compartida.

Desde la perspectiva de la Universidad de Navarra, el espacio en el que se debe mover la propuesta universitaria en cuanto a la formación del talento es un espacio definido por tres ejes.

El primer eje se define como profesionales competentes con sentido del trabajo. Necesitamos formar profesionales con pasión por su trabajo. Esa pasión es necesaria para adaptarse a una vida laboral en un entorno continuamente cambiante. Tenemos el reto de transmitirles esa ilusión.

El segundo eje lo podemos definir como una visión ampliada y crítica. La educación debe ser profunda y ofrecer un marco más amplio de lo que va a ser su profesión, porque la sociedad y sus problemas son complejos. En este sentido, puso como ejemplo la gestión del Covid y las vacunas, un problema que fue más allá de lo meramente médico, teniendo también implicaciones en el ámbito de la comunicación, la política… Necesitamos profesionales interdisciplinares y con una visión ampliada de la propia profesión, de sus implicaciones sociales, éticas…

El tercer eje es el deseo de mejorar las cosas. La motivación de mejorar y ayudar a los demás es muchas veces el motor del propio conocimiento y de la propia formación.

Este entramado nos permite ver la formación del talento de un modo mucho más humano, profundo y realista. Y tan importante como tener las ultimas capacidades tecnológicas es que sean personas que piensen, que reflexionen, que lean y que sean capaceas de cuestionarse el statu quo de las cosas. Esto hace a la universidad más necesaria que nunca.

No obstante, María Iraburu también advirtió de que la universidad está ligeramente amenazada por la polarización de la sociedad, que puede contaminar su convivencia. Las universidades deben ser plurales y abiertas.

Así, y partiendo de la necesidad de la sociedad de profesionales que innoven desde el conocimiento y tengan esa mirada ampliada, las universidades son muy necesarias.

En un mundo que cambia muy rápido, en la universidad hay una lentitud saludable y una distancia saludable, que es la que da, por ejemplo, la investigación. Hay que defender la universidad como el espacio de la metarreflexión. Hay que pararse a pensar. Lo contrario te puede llevar a donde no quieres estar.

Precisamente porque el mundo cambia rápido y es complejo necesitamos personas que lo lideren, que sepan a dónde van.

Y pensando en el ámbito de la empresa, María Iraburu ofreció tres consideraciones prácticas.

La primera, que las empresas escuchen a los jóvenes. Las empresas piden gente a la universidad, le cuentan sus necesidades y dificultades… Pero ahora los jóvenes valoran otras cosas en las empresas, no piensan tanto en las grandes marcas, quieren trabajar en sitios que tengan sentido y propósito. Hay que tenerles en cuenta para saber cómo tienen que ser las empresas en las que quieren trabajar.

Y necesitamos también departamentos con una actividad investigadora pujante, que los jóvenes quieran formar parte de ello.

El segundo consejo, y volviendo al invierno demográfico, es que necesitamos tener una mirada internacional del talento. Hay que abrir puertas para que venga gente de otros países. El mundo es global y los jóvenes lo entienden así. Las clases de la universidad están llenas de gente de todas partes, algo que enriquece mucho. Y necesitamos becas y ayudas al estudio. Hay que quitar las trabas para que la gente mejor capacitada y con ilusión llegue a la universidad. Y fomentar el talento femenino, favorecer que se despliegue.

Y, en tercer lugar, es necesaria más cercanía entre la empresa y la universidad. La formación a lo largo de la vida es cada vez más necesaria en un mercado laboral cambiante. Además, las universidades son socios fiables, la investigación da certeza y eso es muy interesante para las empresas. Hay muchas posibilidades de colaboración que hacen aliadas estratégicas a las universidades y las empresas.

María Iraburu concluyó su intervención lanzando el mensaje de que las universidades son lugares de esperanza, y tenemos que aliarnos para lanzar proyectos esperanzados. Los jóvenes están deseando sumarse a ellos.

A continuación están disponibles los vídeos de la conferencia y el debate, así como lo recogido en la prensa.

María Iraburu es rectora de la Universidad de Navarra. Catedrática de Bioquímica y Biología Molecular, licenciada y doctora en Ciencias Biológicas por la Universidad de Navarra. Ha realizado el Programa en Alta Dirección de Empresas del IESE, y una estancia postdoctoral en el Albert Einstein College of Medicine, en Nueva York.

Desde 1996 compatibiliza su carrera investigadora con la docencia y el gobierno en la Universidad de Navarra. Hasta su nombramiento como rectora en enero de 2022, ejerció como vicerrectora de Alumnos y como vicerrectora de Profesorado.

En los últimos años ha impulsado el proyecto de sostenibilidad de la Universidad, el desarrollo de su Instituto Core Curriculum, y la definición de las políticas de igualdad y conciliación. Además, ha puesto en marcha la iniciativa Women for Science and Technology, dirigida a la visibilización de la mujer en la ciencia y a fomentar carreras científicas de alumnas de grado y posgrado de áreas STEM. Forma parte del Board of Trustees de la Catholic University of America, siendo miembro de sus comisiones de profesorado y asuntos académicos, y de estudiantes.