El pasado 22 de noviembre, el Grupo Vasco del Club de Roma organizó una nueva conferencia-debate con la intervención de Aitor Esteban, portavoz del Partido Nacionalista Vasco en el Congreso de los Diputados, bajo el título “Democracia y política en un mundo en transición”.

Aitor Esteban inició su exposición aseverando el cambio que se ha producido en la política, pero ¿a qué se debe este cambio?

Contextualizó este escenario en un mundo que ha encogido, es más pequeño. Y en este contexto, desde la desaparición de los dos bloques con la caída de la URSS, ha crecido el populismo en el mundo occidental. Y con internet aparecen las redes sociales, que han potenciado visiblemente estos populismos.

Crisis económicas, migraciones, cambio climático… Y otro desencadenante en su opinión importante, que es que los países autoritarios son cada vez más fuertes e influyentes, como hemos visto en África y Latinoamérica con China y con Rusia tomando posiciones.

Con la globalización económica, gobiernos y administraciones han perdido resortes para solucionar los problemas diarios de la gente. Multinacionales, grandes fondos y grupos financieros toman decisiones y ponen los vientos con los que hay que navegar.

Eso lo percibe el ciudadano, pero no es siempre tan fácil dar soluciones. Lo vemos actualmente, la clase media fuerte va desapareciendo y los extremos tienen más diferencia entre ellos. Y lo que sostiene la democracia liberal occidental clásica es tener una clase media fuerte. Pero la gente siente peligrar el estatus de sus hijos, y esto influye para culpar a los gobiernos, creándose una situación favorable a discursos demagógicos extremos con recetas fáciles. Pensar que esto no nos va a afectar o que tampoco van a cambiar tanto las cosas lleva también al abstencionismo. Lo vimos también en el Covid, del que salimos más individualistas.

Una sociedad que reclama más derechos, pero no mira las responsabilidades. Y no derechos colectivos, mejoras sociales…, sino derechos personales, lo que me afecta “a mí” directamente. Y el gran disruptor son las redes sociales.

La política consiste en llegar a acuerdos, sin embargo, parece que hay un desequilibrio debido al exceso de atención que requieren los medios de comunicación a los políticos, que les roban tiempo para trabajar sus programas, negociar, buscar acuerdos…

Al principio de la democracia, los ritmos eran diferentes. No hace tanto tiempo que los grupos no tenían jefes de prensa en el Congreso. Pero hoy todo va muy deprisa, todo es aquí y ahora, y cualquier comentario puede provocar una reacción en cadena.

Todo tiene que ser inmediato, y parece que ya no se va a hacer política, se va a tener poder.

Por otro lado, los medios se han multiplicado y necesitan interacción inmediata. Y luego están los pseudomedios, medios digitales totalmente ideologizados que no contrastan, que van a lo que van…, gente a la que no se puede categorizar como periodistas. Te provocan, insultan, exigen declaraciones en cualquier momento…

EL resultado es que cada semana tiene su tema, que van cambiando, pero los problemas continúan, aunque desaparezcan de la agenda, y requieren maduración, tiempo… Pero lo que preocupa en política hoy día es “la imagen de mañana por la mañana”. Así, lo que interesa es el impacto del minuto. Hacer política no tiene ya tanto valor, lo que importa es el relato. La gente solo lee los titulares y eso es lo que se busca.

Está bien que los medios sean variados, no que sean tendenciosos. Esa lectura rápida es la que se ve en las redes sociales. Y los políticos adoptan el lenguaje y los modos de las redes. Esto genera exageraciones y manipulación consciente. Y provoca alejamiento de la realidad de la ciudadanía.

También se desdibuja al adversario, se miente y se insulta incluso en el Congreso.

En este contexto, ¿hay margen para generar confianza en una sociedad como la actual en la política? Aquí hay que apelar a la responsabilidad de los que se dedican a la política.

Otro fenómeno es el de los periodistas opinadores, algunos son incluso militantes. Se llegan a dar noticias en un informativo que son el relato del periodista.

Por otro lado, la aparición y desaparición de partidos políticos de manera tan rápida genera cierta inestabilidad en el sistema, y los grandes partidos no asumen lo que hay, y siguen funcionando en un sistema bipartidista imperfecto, y los pequeños partidos nuevos, que ven su oportunidad, no saben limitarse a acuerdos, creen que es “ahora o nunca”.

Y en la sociedad, lo que vemos es un voto líquido, nadie tiene el voto asegurado, porque el relato pasado y la trayectoria no tiene importancia para las nuevas generaciones. Es una nueva sociedad a la que hay que dar respuesta de otra manera. Consideran que todo lo conseguido hasta ahora en cuanto a avances, derechos… es seguro y no está en riesgo.

La democracia liberal está en riesgo, y también nuestro nivel de bienestar. Y no se pueden explicar problemas complejos desde un titular.

Europa tiene unos deberes que hacer. Y desde la política no se toman en serio los riesgos de este mundo globalizado.

Los valores de Europa penden de un hilo. La europea es ya política interna y es preocupante lo que está ocurriendo en el mundo. Europa debería unirse más, y sin embargo los estados siguen más a lo suyo, sin importarles si se rompe el consenso europeo. Hay que resolver esa tensión porque nos podemos quedar en nada, ser irrelevantes.

Hay que aprender desde la escuela a discernir de forma critica para que uno no se crea el primer tuit que le llega. Una sociedad sana y que aprecie la libertad y la confrontación de ideas es imprescindible. Y también lo es la política. Y es preocupante porque en esta situación es complicado atraer a la política a personas de prestigio y talento. ¿Quién va a dar el paso si te vas a encontrar con el desprestigio y vas a ser sometido a un escrutinio despiadado? Si seguimos así esto será solo para gente con mucha vocación, para funcionarios o para ricos. Hay que hacer una reflexión como sociedad, necesitamos prestigiar la política.

Por último, en el ámbito de Euskadi, tenemos que reflexionar sobre como queremos avanzar como pueblo con lo que viene en geoestrategia, las políticas, la emigración e inmigración… Y proteger el euskera, que forma parte del corazón de este pueblo. Ideologías aparte, todos necesitamos y queremos seguir siendo vascos y vascas y mantener nuestra personalidad, y ese es un reto que también tenemos por delante.

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También puedes acceder a lo reflejado por la prensa en los siguientes enlaces:

Aitor Esteban Bravo es Doctor en Derecho y profesor de la Universidad de Deusto (Bilbao). Su investigación se ha centrado en la protección de las minorías y el derecho constitucional. Como docente, las materias que ha impartido incluyen el derecho constitucional español y comparado, así como el sistema institucional del País Vasco. Ha sido también profesor en materia de minorías indígenas en el Departamento de Antropología, profesor del Master de Derecho Público del País Vasco y del Programa de Doctorado en Derecho, así como del Programa de Formación para los Pueblos Indígenas auspiciado por Naciones Unidas. Ha desarrollado iniciativas de educación a distancia con diversas universidades de Estados Unidos en el área del derecho y la antropología.

En el ámbito político es miembro del Partido Nacionalista Vasco (EAJ-PNV) desde 1978. El partido es miembro del Grupo de la Alianza de Liberales y Demócratas en el Parlamento Europeo. Fue Secretario General del Consejo Nacional de EGI (rama juvenil del PNV), miembro de la Asamblea Nacional del PNV, Secretario General de la Presidencia en la Diputación de Bizkaia, miembro de la Comisión Permanente de política regional europea en el País Vasco y, de 1995 a 2003, Presidente de las Juntas Generales de Bizkaia en Gernika.

Desde 2004 es diputado en el Congreso, donde ha formado parte de diversas comisiones. Desde 2013 es portavoz del Grupo Vasco de EAJ-PNV en el mismo, siendo miembro de la Comisión de Exteriores y la Comisión Constitucional.